
El valor arquitectónico de San Pedro trasciende el mero hecho físico, convirtiéndose en patrimonio de la ciudad como construcción mental colectiva de una imagen propia de la misma, compartida tanto por gijoneses como por foráneos. Es una imagen que adquiere múltiples connotaciones por los diversos hechos históricos, culturales y artísticos asociados a la misma. Pero de la misma forma el patrimonio, sólo es puesto en valor bajo la mirada crítica de las personas que aprecian el monumento como suyo, en un sentimiento de apropiación del mismo.
A través de un recorrido por los distintos sucesos acaecidos a lo largo del tiempo tanto en el templo como en su entorno, en la charla se desgranarán los motivos por los que la iglesia de San Pedro debe ser considerada como un bien patrimonial, tanto material como inmaterial, procediendo a un entendimiento de lo que supone el patrimonio como concepto, con la iglesia gijonesa como ejemplo.
Patrimonio, paisaje y personas. San Pedro, la playa, Gijón. El valor patrimonial de San Pedro no sólo reside en su realidad material, sino también en la inmaterial, y en su reconocimiento como tal por parte del ser humano. La iglesia representa a su lugar, su historia, a la ciudad de Gijón y a sus habitantes, adquiriendo sus valores como imagen paisajística, como construcción mental colectiva. Porque San Pedro es la imagen de la iglesia al final de la playa de Gijón. Y es patrimonio que debe ser conservado.” Esta Iglesia fue Construida sobre otra del s. XV de estilo gótico, en la que fue bautizado Jovellanos. Está en el confín norte de la playa de San Lorenzo (Campo Valdés). Reemplazó a otra anterior, de inicios del XV, consagrada también a San Pedro, a la que se equiparía en los dos siglos siguientes con capillas y torre. Hasta 1893 fue el único templo parroquial de la villa de Jovellanos, ilustre personaje de la Ilustración bautizado en él. La guerra civil (1936) acabó por arruinar la primitiva iglesia, cuyo solar fue utilizado para levantar una nueva, basándose en el proyecto de los hermanos Somolinos, Francisco y Federico, ganadores del concurso convocado al efecto en 1945. Los trabajos concluyeron en 1955. Ambos arquitectos pretenden darle monumentalidad al edificio; para ello recurren al prerrománico asturiano (los estilizados contrafuertes de Santa María del Naranco, las bóvedas perpendicularmente sobrepuestas de San Miguel de Lillo, el crucero alto de la iglesia de San Julián o Santullano de los Prados...) y de su predecesora aprovechan la torre central y el pórtico de corte neoclásico.
Bibl.: Agustín Guzmán Sancho, Historia de la iglesia de San Pedro Apóstol de Gijón (2010), libro coeditado por Ediciones Trea, la Asociación de Amigos de la Iglesia de San Pedro y el Ayuntamiento de Gijón. Incluye un CD con apéndices documentales.

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