El Tiempo en Gijón

Dos siglos de historia verde



Una publicación municipal recoge la evolución de los parques y jardines de Gijón desde finales del siglo XVIII

Hace casi doscientos años, en 1812, Ramón López trazaba sobre plano los paseos de las Damas, de los Reyes y de las Viudas. Todos confluían en el paseo de la Estrella, la actual plaza del Humedal. Se trataba de arboledas concebidas como zonas de esparcimiento en el extrarradio, respondiendo a la idea de Jovellanos de embellecer las entradas en la ciudad y, a la vez, promover un crecimiento ordenado de la población. Se llegó, incluso, a programar una 'tapia' que abrazase Gijón por la parte oriental, hasta la capilla de Begoña, que se complementaría con una plantación de pinos que llegaría desde el arenal de San Lorenzo hasta las caserías de Ceares. Fueron proyectos, alguno de ellos realizado de forma parcial, que marcarían el devenir de la ciudad en el futuro. Se trataba, en suma, de la visión de unos adelantados a su tiempo que empezaron a comprobar la importancia de las zonas verdes, de los jardines, de las zonas arboladas, para la calidad de la vida urbana.

Muchas cosas pasaron desde aquellos viejos proyectos. La guerra carlista de mediados del siglo XIX, con las obras para la defensa de la ciudad que se levantaron por entonces, acabaron con gran parte de los plantíos. Se salvaron apenas el cerro de Santa Catalina, el Campo Valdés, la alameda de Begoña y el campo del Infante. A partir de 1877, al revertir los terrenos que ocupaban las murallas al municipio, nacieron espacios tan significativos en la reciente historia de Gijón como las plazas de Capua, de San Miguel, los Campinos, el parque de Begoña o la actual plaza de Europa, entre otros. La ciudad vivió un constante cambio y las zonas verdes crecieron paralelas al desarrollo urbano. En los años cuarenta del siglo pasado se puso en marcha el parque de Isabel la Católica y, poco tiempo después, en la larga lista de parques urbanos, se fueron haciendo cotidianos nombres como La Serena, El Cerillero, el Náutico y Juan Alvargonzález, entre otros muchos. Definitivamente, con la llegada de la democracia, Gijón, sus parques, sus zonas verdes, daban un giro radical.

Toda esta historia, desde sus orígenes con las ideas de Jovellanos hasta el moderno diseño de las actuales sendas verdes o el arco medioambiental, se recoge en el libro titulado 'Natural de Gijón. Parques, jardines y espacios verdes municipales', obra de Francisco Javier Granda Álvarez, con fotografías de Benedicto Santos García, que edita el Ayuntamiento de Gijón y que será presentado de forma oficial el próximo domingo. En su estructura, la publicación repasa de forma pormenorizada y sobre todo, la realidad de las zonas verdes de la ciudad, distribuidas por zonas y barrios, con un pormenorizado análisis de todos y cada uno de los parques, desde su extensión hasta el año de fundación, presupuestos y áreas de influencia. También tienen su espacio los denominados parques periurbanos, caso del cabo de San Lorenzo o de la Campa de Torres, el Monte Deva o la larga lista de carbayeras que jalonan la zona rural de la ciudad. Ni un detalle gráfico ni documental se pierde de los ojos de la nueva publicación.

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